El Centro de Recursos Educativos de la ONCE se encuentra en Barcelona. Es una afiliación de la ONCE donde se imparten clases a niños invidentes.
Antes de empezar a tratar con niños ciegos tuvimos que ver unos vídeos para, posteriormente, dirigirnos hacia ellos y saber reaccionar con naturalidad.
Posteriormente, la profesora de una de las clases nos enseñó libros, catálogos y diversos materiales didácticos. Dentro de cinco minutos empezaba una clase. Las clases no son de muchos alumnos, sino que tienen unos programas personalizados en donde podemos encontrar una clase con dos niños u otra con diez. Éste caso, eran dos alumnos de doce años y venían a escuchar a través de un instrumento, llamado magnetófono, un cuento titulado El pequeño príncipe. A través de éste instrumento, se reproducía el cuento y la profesora les hacía desarrollar los otros sentidos. En ésta sesión los alumnos explicaban el cuento mientras que la profesora les hacía distintas preguntas.
Otra clase a la cual tuvimos oportunidad de asistir fue la clase de dibujo, donde la profesora, antes de dibujar les enseñaba, con relevos, los distintos dibujos y formas que tendrían que dibujar. Así pues, los niños desarrollaban el sentido del tacto y aprendían diferentes formas, cada vez más complicadas. Empezando por simples formas geométricas, hasta diferentes objetos de la vida cuotidiana.
La última clase que asistimos, fue la correspondiente a la escritura en braille. En esta clase había una mujer mayor y un niño pequeño. El profesor nos invitó a participar en la clase, actuando como personas ciegas. Principalmente, el primer ejercicio fue cerrar los ojos y decir como era la máquina que teníamos delante, si era grande, suave, fría. Más adelante, nos dieron un papel con el braille y transcribir los números correspondientes con la letra, para después reproducirlos en la máquina. Acto seguido, nos colocaron el papel “thermoform”, un papel específico para escribir en ésta máquina y con los ojos abiertos teníamos que escribir cualquier palabra y después hacer lo mismo con los ojos cerrados.
Finalmente, pudimos visitar el espacio de las nuevas tecnologías, llamado tiflotecnología y donde un profesor nos mostró como funcionaba todo. Pudimos presenciar los ordenadores adaptados, nos enseñó los teléfonos móviles, ya que también pueden utilizarlos y por último, el braille’n speak, un instrumento de los más utilizados actualmente para personas ciegas. Éste instrumento hace que éstas personas puedan recibir información con voz alta, actuando cómo agenda.
Esta experiencia de pasar una tarde involucradas en éste centro fue muy instructiva, ya que nos pudimos implicar directamente con los niños y sus actividades y ponernos en la piel de éstos alumnos. Asimismo, pudimos entrevistar a un profesor y conversar con algunos de ellos, que también son invidentes y por lo tanto, pudimos comprobar que tanto es complicado ser alumno, como profesor.
Antes de empezar a tratar con niños ciegos tuvimos que ver unos vídeos para, posteriormente, dirigirnos hacia ellos y saber reaccionar con naturalidad.
Posteriormente, la profesora de una de las clases nos enseñó libros, catálogos y diversos materiales didácticos. Dentro de cinco minutos empezaba una clase. Las clases no son de muchos alumnos, sino que tienen unos programas personalizados en donde podemos encontrar una clase con dos niños u otra con diez. Éste caso, eran dos alumnos de doce años y venían a escuchar a través de un instrumento, llamado magnetófono, un cuento titulado El pequeño príncipe. A través de éste instrumento, se reproducía el cuento y la profesora les hacía desarrollar los otros sentidos. En ésta sesión los alumnos explicaban el cuento mientras que la profesora les hacía distintas preguntas.
Otra clase a la cual tuvimos oportunidad de asistir fue la clase de dibujo, donde la profesora, antes de dibujar les enseñaba, con relevos, los distintos dibujos y formas que tendrían que dibujar. Así pues, los niños desarrollaban el sentido del tacto y aprendían diferentes formas, cada vez más complicadas. Empezando por simples formas geométricas, hasta diferentes objetos de la vida cuotidiana.
La última clase que asistimos, fue la correspondiente a la escritura en braille. En esta clase había una mujer mayor y un niño pequeño. El profesor nos invitó a participar en la clase, actuando como personas ciegas. Principalmente, el primer ejercicio fue cerrar los ojos y decir como era la máquina que teníamos delante, si era grande, suave, fría. Más adelante, nos dieron un papel con el braille y transcribir los números correspondientes con la letra, para después reproducirlos en la máquina. Acto seguido, nos colocaron el papel “thermoform”, un papel específico para escribir en ésta máquina y con los ojos abiertos teníamos que escribir cualquier palabra y después hacer lo mismo con los ojos cerrados.
Finalmente, pudimos visitar el espacio de las nuevas tecnologías, llamado tiflotecnología y donde un profesor nos mostró como funcionaba todo. Pudimos presenciar los ordenadores adaptados, nos enseñó los teléfonos móviles, ya que también pueden utilizarlos y por último, el braille’n speak, un instrumento de los más utilizados actualmente para personas ciegas. Éste instrumento hace que éstas personas puedan recibir información con voz alta, actuando cómo agenda.
Esta experiencia de pasar una tarde involucradas en éste centro fue muy instructiva, ya que nos pudimos implicar directamente con los niños y sus actividades y ponernos en la piel de éstos alumnos. Asimismo, pudimos entrevistar a un profesor y conversar con algunos de ellos, que también son invidentes y por lo tanto, pudimos comprobar que tanto es complicado ser alumno, como profesor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario